DESACTIVACIÓN LEGISLATIVA DE LA BOMBA EN
CONTRA DE LA CORTE SUPREMA
Por Francisco José Pinochet Cantwell
La función de toda Corte
Suprema de Justicia es la responsabilidad última dentro de los Órganos
jurisdiccionales de realizar este valor, lo que se cumple mediante el control
de la juricidad y legalidad de las sentencias de todos los tribunales del país
y de la uniformidad de la jurisprudencia de estos, tarea que permite la
igualdad en la aplicación de la ley y, por lo tanto, la vigencia del Estado de
Derecho. Para el control de esta juricidad y uniformidad se ha utilizado históricamente
en nuestro país el recurso de casación en el fondo.
Se puede comprender
entonces la gran importancia de que el Gobierno presentara una modificación al
proyecto de ley del nuevo Código Procesal Civil, que elimina el llamado recurso
extraordinario el cual sustituía al actual recurso de casación en el fondo. De
esta forma, la Cámara de Diputados en Sala aprobó este proyecto eliminando el recién
creado recurso extraordinario, versión chilena del certiorari del derecho
anglosajón.
El certiorari en países
como Estados Unidos, permite que la Corte Suprema pueda conocer de un asunto sólo
si se estima que concurre un interés general que haga necesaria su intervención.
Gracias a esto, en un país que tiene más de 300 millones de habitantes, su
Corte Suprema puede funcionar sin desbordarse y con sólo 9 miembros.
De esta forma se
desactiva, lo que, en mi concepto, era una verdadera bomba para destruir a la
Corte Suprema de Chile mediante la eliminación del recurso de casación en el
fondo, ya que el más alto tribunal del país dejará de ser el máximo garante del
control de la juridicidad de las resoluciones de los tribunales de la República.
La explicación dada por
el Ministro de Justicia Sr. José Antonio Gómez, era la que todos esperábamos.
Considerando que el
recurso extraordinario causa una profunda desconfianza en la comunidad jurídica
y que era necesario escuchar el clamor de esta, ante el grave error de eliminar
el recurso de casación en el fondo, se optó por eliminarlo, lo que tuvo unánime
acogida entre todos los diputados en forma transversal.
La necesidad de contar
con un recurso de casación no significa que su funcionamiento en la actualidad
sea óptimo. Este debe ser renovado con el fin de garantizar la igualdad en la
aplicación de la ley, lo que hoy día no siempre ocurre, atendida la falta de
uniformidad de la jurisprudencia de dicho alto tribunal.
Se debe mencionar una
información muy relevante de la cual hemos tomado conocimiento quienes hemos
asistido a la Comisión de Constitución, Legislación, Justicia y Reglamento del
Senado desde que comenzó a estudiar el proyecto de Ley de nuevo CPC en marzo de
2014. En efecto, entre la totalidad de invitados que han concurrido, entre los
que se cuentan diversos abogados, jueces, académicos, profesores, presidentes
de colegios de abogados de regiones y provincias, ninguno se ha pronunciado a
favor de la eliminación del recurso de casación en el fondo, sino por su
perfeccionamiento para lo cual debe necesariamente recibir las modificaciones
necesarias. Además, ningún invitado se ha pronunciado tampoco a favor del
recurso de extraordinario que se incluía en el proyecto de Ley enviado a la Cámara
de Diputados, por lo que el grupo de académicos partidarios cuyas opiniones son
igualmente respetables a las de todo el resto de la comunidad jurídica- se
encuentra bastante reducido.
Por su parte al interior
de la Comisión, si bien no todos los Senadores que la conforman han manifestado
su opinión sobre la eliminación del recurso de casación en el fondo, porque están
a la espera de la parte orgánica del proyecto, existen otros que han dado su
opinión en forma categórica, como es el caso del Senador Alberto Espina, quien
señaló que la Comisión jamás aprobará un nuevo Código Procesal Civil que eliminará
el recurso de casación.
Esperamos que este sea el
camino que tome el Senado y que de este pueda salir un renovado recurso de
casación que permita la vigencia de la más absoluta igualdad en la aplicación
del derecho en nuestro país.